Ella

Un pantallazo rápido sobre la habitación te hacía pensar que no había nadie en ella. Se escuchaba un suave sollozo, se notaba que intentaba hacer el menor ruido posible. Para encontrarla tenías que mirar con detenimiento. Una habitación blanca, sin nada en las paredes, solo una cama de madera en costado izquierdo, con sabanas rosas. En la esquina del lado derecho se encontraba ella. Vestía de blanco, y tenía el cabello del mismo color. Te acercaste un paso hacia ella. Su llanto fue en aumento. Te paralizaste, no podías reaccionar. Escuchaste su respiración honda y profunda. En segundo, casi imperceptible para tus ojos anonadados, ella se puso de pie. Firme y hermosa te miro fijamente a los ojos, tenía los ojos vacios, sin expresión alguna, era como si en realidad no te estuviese mirando a vos. Te hizo sentir que había tomado una decisión. Intentaste articular palabra, pero la voz no salía de tu garganta. Te sentías un idiota embobado ante esa mujer. Esta agacho la cabeza y decididamente se dirigió hasta la puerta. Querías darte vuelta, seguirla, pero seguía ahí, estúpidamente inmóvil. Lo último que recuerdas ver fue la oscuridad de tus ojos al parpadear. Ese fuerte y la vez suave y pausado golpe que dirigió tu cuerpo hacia el suave piso, y por último el sentir su presencia atrás tuyo  ¿Sonriendo? No sabes por qué, pero presentiste esa reacción en ella.