Trastorno paranoide de la personalidad.


La característica esencial de este trastorno es un patrón de desconfianza y suspicacia general hacia los otros, de forma que las intenciones de estos son interpretadas como maliciosas. Este patrón empieza al principio de la edad adulta y aparece en diversos contextos.
Los individuos con trastorno paranoide de la personalidad piensan que los demás se van a aprovechar de ellos. Si alguien, por ejemplo, saluda a una persona con este problema, inmediatamente éste pensará que el que le saluda "quiere o trama algo". Tienen dudas injustificadas sobre la "lealtad" de sus amigos o la fidelidad de su pareja, y les cuesta aceptar que se equivocan. Aparentan ser fríos, pero en realidad sólo es un intento de evitar que los demás conozcan sus puntos débiles y puedan aprovecharse de ello; son muy rencorosos, y nunca olvidan un insulto o una crítica.
Las personas paranoides tienen escasas relaciones sociales, en parte por su desconfianza hacia las personas, pero también se debe a que suelen provocar rechazo en los demás, debido a su comportamiento hostil. De todos modos, se desenvuelven muy bien en la vida, ya que no les gusta que otros se ocupen de sus asuntos.


Trastorno esquizotípico de la personalidad.


El trastorno esquizotípico de la personalidad es un problema que cursa con notable sufrimiento emocional. Se basa en tres grandes ejes:
Alejamiento interpersonal: las personas con este trastorno de la personalidad se sienten muy aisladas, a medio camino entre su deseo de desvincularse activamente de los demás y entre sus dificultades de integración con ellos. Es decir, oscilan entre sus ganas de sentirse como uno más y una fuerza opuesta que les obliga a distanciarse de la gente. Esta fuerza promueve una serie de miedos caracterizados por la desconfianza, en el sentido de que se tiene una visión de la gente como hostil, rechazante u ofensiva; a medida que este alejamiento de los demás es mayor, el miedo a las personas se incrementa y esto produce un círculo vicioso difícil de detener. Son bastante torpes socialmente y, por tanto, se muestran fríos o avergonzados.
Distanciamiento de la realidad: no sólo el alejamiento de los demás incrementa el miedo a la gente, sino que influye para que el individuo se haga cada vez más peculiar, más diferente. Esto es normal porque va tan “a la suya” e interactúa cada vez menos que empieza a tener una visión muy propia de las cosas, que puede desembocar –o no- en comportamientos algo excéntricos, lenguaje muy personal, etc. Es como si estos individuos fueran viviendo en un mundo paralelo al normal, teniendo ideas peculiares, paranormales o fantasiosas. Asimismo, el distanciamiento de la realidad también supone una distorsión de la misma. Así, en caso de que existan miedos a los demás o de cualquier otro tipo, o problemas de autoestima, la visión de uno mismo, de los otros y de la vida también se tuerce para hacerla coincidir con estos sentimientos.
Sufrimiento emocional: estar tan alejado de los demás no va afectivamente a saco roto, sobre todo porque la persona no está del todo desvinculada emocionalmente de ellos; es decir, sufre por no ser querida y por no sentirse una más, aunque por otra parte intente ya no padecer por ello. Este sufrimiento emocional se traduce en una mala relación del esquizotípico consigo mismo, de manera que se ve inferior y malo, abonando así el terreno para el miedo y para el desánimo. La percepción de vulnerabilidad y de ser poca cosa, aparte de sentirse el esquizotípico “solo ante el peligro” produce que los problemas emocionales  campen a sus anchas.

Trastorno de la personalidad dependiente.


Es una afección prolongada (crónica) en la cual las personas dependen demasiado de otras para satisfacer sus necesidades físicas y emocionales.
Causas, incidencia y factores de riesgo
El trastorno de la personalidad dependiente generalmente comienza en la infancia y sus causas se desconocen. Es uno de los trastornos de la personalidad más frecuentes y es igualmente común en hombres y mujeres.
Síntomas
Las personas que sufren este trastorno no confían en su propia capacidad para tomar decisiones. Es posible que se sientan devastadas por la separación y la pérdida de alguien y pueden hacer lo que sea, incluso sufrir maltrato, con tal de conservar una relación.
Los síntomas del trastorno de la personalidad dependiente pueden abarcar:
Evitar estar solo
Evitar la responsabilidad personal
Resultar fácilmente lastimado por la crítica o la desaprobación
Enfocarse demasiado en los miedos de ser abandonado
Volverse muy pasivo en las relaciones interpersonales
Sentirse muy perturbado o impotente cuando las relaciones terminan
Tener dificultad para toma decisiones sin el apoyo de otros
Tener problemas para expresar desacuerdos con otros


Trastorno evitativo de la personalidad.


Este tipo de trastorno,  presenta en las personas un patrón general de inhibición social, sentimientos de inferioridad, e hipersensibilidad a la evolución negativa de los demás, que al igual que el “trastorno límite de la personalidad”, comienza al principio de la edad adulta, y se da en diversos contextos, y ámbitos cotidianos como veremos más abajo.
Evita trabajos o actividades que implican un contacto interpersonal de importancia debido al miedo que tienen por ser criticados, desaprobados o rechazados. Esto se denomina, “timidez patológica“.
Muestra excesiva preocupación por miedo a ser criticado o ser rechazado en sociedad, por lo que se muestra reacio a implicarse en grupos si no esta seguro que va a agradar.
Suele inhibirse fácilmente en situaciones interpersonales nuevas a causa de sentimientos de inferioridad.
Muestra cierta resistencia o represión en las relaciones íntimas debido al miedo a ser avergonzados o ridiculizados por su pareja.
Se considera a sí mismo como alguien socialmente inepto, poco atractivo y personalmente poco interesante.
Se niega a correr riesgos o a implicarse en actividades nuevas por temor a su seguridad física.


Trastorno limite de la personalidad.


Es un padecimiento en el cual las personas tienen patrones prolongados de emociones turbulentas o inestables, como sentimientos acerca de sí mismos y de los demás.
Estas experiencias interiores a menudo los llevan a tomar acciones impulsivas y tener relaciones interpersonales caóticas.
Las personas con este trastorno a menudo presentan incertidumbre acerca de su identidad y como resultado sus intereses y valores pueden cambiar rápidamente.
Las personas con este trastorno también tienden a ver las cosas en términos extremos, o todo es bueno o todo es malo. Sus puntos de vista sobre otras personas pueden cambiar rápidamente. Una persona que luce admiradora un día puede lucir despreciativa al siguiente día. Estos sentimientos súbitamente cambiantes a menudo llevan a relaciones intensas e inestables.
Otros síntomas de este trastorno abarcan:
Miedo de ser abandonado
Sentimientos de vacío y aburrimiento
Manifestaciones frecuentes de ira inapropiada
Impulsividad con el dinero, el consumo de sustancias, las relaciones sexuales, el apetito desenfrenado.
Intolerancia a la soledad
Crisis repetitivas y actos de lesionarse a sí mismo, como hacerse cortes en las muñecas o tomar sobredosis.